No me esperaba:
- Lunares. Muy pequeñitos pero un buen puñado por la piel del cuello, pecho y panza. Esto tuve que preguntarlo porque no sabía si era normal.
- Que se me saliera el ombligo. Tengo un ombligo profundidad fosa de las marianas, pero la amiga cuando decide (decidía) patearlo hace que se dé un buen meneo.
- Los sueños surrealistas. Noches enteras corriendo, huyendo de malhechores. Sueños sacados de las series del canal Nitro. La cosa es que se me olvidan al poco de despertar, qué gran guionista de series cutres se ha perdido la industria!
- Estrías. A ver, esto sí lo esperaba, pero a medida que avanzaba la panza y aquello no sufría percance alguno, me emocioné. No me relajé, pero realmente pensé que había vencido. Hasta el día de la 40+1, que apareció una inmensa al lado del ombligo. Llantina al canto al encontrarla.
- Ni remotamente esperaba mojar pijamas de leche desde la semana 26. Las tres primeras veces pensé que me había salpicado con agua, cuando me chorreaba la barriga con lo que, creo, llaman precalostro ya flipé. A la mini no le iba a faltar alimento ^^
Me dejé ir con esta entrada y seguro que me pasaron más cosas inesperadas, pero tengo la sensación de que haya pasado una eternidad desde el embarazo, en vez de mes y medio.